Fiestas de San Pedro y San Pablo
Las fiestas de San Pedro y San Pablo, declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial, comprometen y establecen la importancia de avanzar en la sensibilización en los ámbitos locales, nacionales e internacionales.
Historia de la Fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo.
Alfredo Pareja Diezcanseco en su obra La Hoguera Bárbara (Vida de Eloy Alfaro), en el año de 1860, que es el dato más antiguo que se tiene de esta fiesta y publicada en el año de 1944, hace una descripción de la fiesta de San Pedro y San Pablo en Montecristi, siendo aún Eloy Alfaro adolescente. Zambonino, (2007). Los elementos que se exponen en cuanto a la fiesta, son de suma importancia puesto que revelan que en la actualidad aún se conservan las fiestas con sus tradiciones. A continuación se detalla la descripción. Pareja, A (1944):
Aquel día de San Pedro y San Pablo, ni los tejedores de sombreros ni los cogedores de tagua se habían preocupado de sus labores. Los tagueros vinieron de la montaña la noche anterior y los moradores de la ciudad, desde muy temprano no tuvieron otro menester que el de preparar bebidas y dulces para la fiesta. Al romper el alba, ya las mujeres daban los últimos retoques a las cintas para los premios a los jinetes o la puntada final a los banderines tricolores que colgarían más tarde de las ventanas. Por el camino del mar, venían a buen paso los pescadores, esperanzados en llegar antes de que el sol les hiciera fastidiosa la marcha. A la entrada del pueblo, echado en las faldas de una colina, el pescado salado mezclaba su rancio olor con el aguardiente que los arrieros descargaban en grandes dama juanas del lomo de los burros. Y los vendedores del maní y sal prieta, acomodando su mercancía en charoles de madera, se apresuraban por ganar los mejores puestos de la plaza, mientras ensayaban las voces en el pregón triste y musical.
Por los caminos venían de la montaña, Eloy y su hermano mayor, José Luis, bien montados, galopaban ya mediando el sol. Vestían alegres ponchos de hilo y cubrían sus cabezas con grandes sombreros de paja blanca. Espoleaban sus caballos porque temían llegar tarde para la fiesta… Y ambos hermanos, ahora, después de la tarea retornaban a Montecristi para alcanzar los mejores momentos de la fiesta….
La plaza estaba cargada de gritos y de risas. Cuando la banda de pueblo cesaba de tocar por unos minutos, se distinguían las voces:
-¡Viva el Presidente Negro! ¡Presidente de Guinea!
Se apretaba la multitud. Una salva de aplausos saludó la aparición de un cuerpo llevado en andas, teñido de negro el rostro, en la cabeza un alto sombrero de copa y alas torcidas hacia arriba. Se le podía ver las grandes solapas de una roída levita azul, entre ellas, la verde corbata entre el albo chaleco de rayas coloradas.
-¡Viva el Presidente Negro!
El candidato reía y saludaba con la mano, que restábale libre y cuyos dedos habían perdido toda flexibilidad, enfundados como estaban en ceñido guante de cuero. Una rechifla general señaló la presencia del candidato blanco que, con análoga vestimenta, seguía tras el negro, esforzándose en llamar la atención de sus escasos partidarios… La banda seguía tocando pasos dobles y aires marineros. Las banderas se agitaban al sol. Y pronto reventaron los petardos y los torpedos estallaron entre las piernas de las mujeres, que saltaban recogiéndose las faldas y chillando con entrecortadas voces de miedo y alegría.
Hacia el mediodía, la procesión, después de haber circuido por todo el pueblo, retornó al centro de plaza. Hízose el escrutinio: el Presidente Negro fue declarado electo, por el personero del Comité de los Festejos y la fiesta pareció volverse loca; echarónse a volar por encima de las cabezas los sombreros manabitas con cintillos tricolores; desde los balcones llovieron serpentinas, flores y carcajadas y las cornetas tocaron un ataque marcial.
Hubo discursos y proclamas, recitaciones, ofrendas al elegido de grandes vasos de chicha, copas de aguardientes, fritadas butifarras, chicharrones, alfajores, maní tostado… De todo se hartó el Presidente Negro, sin descuidar de hacer provisiones en los bolsillos de la gran levita. El sudor, corriéndole por el rostro, dejábale rayas blanquecinas. Y cuando se inició el baile en la plaza, en los portales, en las tiendas, él mismo bailó lleno de gusto.
Eloy, que desde una esquina, contemplaba la fiesta en rueda de amigos. Había alcanzado lo mejor; las carreras de ensacados, el palo encebado, el torneo de cintas…De repente se escuchó un grito:
-¡Abajo el Presidente! ¡Viva la revolución!
Era que, al declinar la tarde, habían tomado a viva fuerza al Presidente y colocándole en brazos y piernas un cepo de madera. Completamente borracho, dejábase hacer, moviendo las manos flácidas y la cabeza vacilante. Cuando los últimos cohetes reventaron, dejáronle libre y cada quien se dedicó a buscar su placer como pudiese…
La fiesta moría de cansancio. Nadie conocía exactamente su significado. Acaso existía en el alma popular el deseo de castigar en efigie a los usurpadores de poder…
El antropólogo Marcelo Naranjo en una investigación sobre la Fiesta San Pedro y San Pablo en Manabí y publicada por el CIDAP, (2002), comenta que esta fiesta tiene su origen en los años 60, sin embargo no explica la fuente de este dato histórico. Dentro de este proceso investigativo se coincide con la fecha aproximada que habla Pareja Diezcanseco, pero hay una gran diferencia porque se establece a Picoazá como origen de la fiesta, dentro de la memoria colectiva de Picoazá, se dice que es una de las fiestas más antiguas, aunque no se llega a determinar una fecha exacta, pero se reconoce que la fiesta de San Pedro y San Pablo de Montecristi antecede a la fiesta celebrada de Picoaza.
“Las festividades de San Pedro y San Pablo en la parroquia Picoazá, se han celebrado desde tiempos muy remotos, con esto no quiere decir que sea Picoazá la primera parroquia en realizar estas celebraciones, ya que fueron otros pueblos los verdaderos iniciadores de estas grandiosas fiestas. Se puede anotar entonces, de acuerdo a investigaciones que en la Provincia de Manabí, en Montecristi, donde se celebraron por primera vez estas fiestas y posteriormente (vía loma del viento) y por las relaciones comerciales y familiares entre los habitantes de esa época. Más tarde se celebraron en Manta, Jaramijó y ciudadela de San Pablo en Portoviejo y posteriormente en otros lugares de Manabí”.
Hay muchas versiones entre los pobladores sobre la celebración de esta fiesta, es algo que dentro de la memoria colectiva de los parroquianos de Picoazá se ha ido perdiendo, la gente mayor recuerda mucho esta festividad desde que eran niños, además de los detalles de la misma.
Pablo Cuvi, en su libro Viva la Fiesta, menciona una nueva fecha histórica, refiriéndose a Picoazá y confirmando lo que dijo Pareja Diezcanseco:
Dicen que el rito se inició en 1901 en Picoazá, por iniciativa de dos viejos militares que eran muy devotos de los santos Pedro y Pablo. Entonces habían imaginado esta forma de celebración y la habrían difundido por diversos poblados de las comarcas, llegando a Montecristi. Cuando uno pregunta ahora en Picoazá, recibe vagas respuestas y es casi imposible rastrear más allá “así lo hacen hace 40 años”. Si la versión de los militares es cierta, se trataba del territorio del liberalismo triunfante, pero en otras partes del país los negros con machetes son recuerdos de las montoneras alfaristas.
En la versión de Cuvi sobre el nacimiento de esta celebración de los apóstoles Pedro y Pablo, en primer lugar la ubican en el siglo XX y luego la narrativa de que esta fiesta fuera iniciada por dos sujetos devotos, contradice con la versión de que la fiesta existía mucho antes y que en tiempos de Alfaro ya la fiesta se la celebraba, lo cual indica que podría ser muy antigua. La historia recopilada por Cuvi, en la que dice que Alfaro ya estaba en el poder cuando participó de estas festividades, no coinciden con la versión de Diezcansenco, en ella se narra que Alfaro era un adolescente y que aún no estaba en el poder.
Resulta una tarea casi difícil rastrear los orígenes de la fiesta, la gente maneja muchas versiones sobre el origen de esta. Los pobladores de la Parroquia Machalilla ubican la fiesta por el año 1945 y que se la celebró hasta 1960, que luego la retomaron en el año de 1985, pero no hay una referencia histórica más antes de esta fecha.
“Aquí las fiestas empezaron nuevamente desde 1985, fueron fiestas que se tomaron según los archivos, desde que se realizaban aquí en Machalilla, se retomaron precisamente en esa fecha, porque tenían más o menos unos 20 años de no realizarse… Bueno, sé que hasta el año de 1960, de ahí decayeron, porque en el pueblo habían muy pocas personas, hasta que la última según los datos, porque una señora de apellido Castillo no quiso aceptar la presidencia en esa época, entonces ahí decayó, y un señor de apellido Alfonso Maldonado, ya fallecido fue el que copió la pauta aquí en Machalilla para empezar nuevamente con las festividades y seguir con las festividades en 1985… En ese tiempo ya se celebraba con presidencias Blancos y Negros, pero no con ministerios, el asunto de los ministerios recién ahora de acuerdo con lo que se está dando en el país…en aquella época el presidente de los Blancos se lo distinguía porque usaba talco en los brazos y en la cara, el presidente Negro una especie de material de carbón y crema, entonces se pintaban de negro…Si, la fecha más antigua que se tiene es de 1945, según datos recaudados, con personas que han tenido acá más de cien años, ellos han relatado, he tratado de investigarlos, entonces ellos comentaban como eran las festividades en aquella época”. Hay algunos datos históricos y descripciones que reflejan que la fiesta de San Pedro y San Pablo lleva muchos años celebrándose en las comunidades. A pesar que esta fiesta es una recreación que apela a la memoria colectiva de los pueblos, los mecanismos que se dan dentro de la memoria no constituyen garantía alguna, cuando se pregunta por la historia de los orígenes de los gobiernos de Blancos y Negros, solo dan explicaciones vagas de éstas. Por ejemplo: El porque es un gobierno de Blancos? porque San Pedro tomó el camino de evangelización para los pueblos de descendencia Blanca y San Pablo para los de descendencia negra que serían de África. Los orígenes de esta festividad no están claros entre los pobladores y cuando se les preguntan aparecen versiones que están llenas de leyendas, como la que menciona en la investigación Naranjo.
…todas las fiestas se fundamentan en una leyenda cuyo origen es desconocido, en dicha leyenda se resalta “que los habitantes negros de una lejana región llamada Nueva Guinea o la República de África, devota de San Pablo resolvieron visitar a la república de los blancos encomendados a San Pedro. La misión de los blancos era brindarles hospitalidad, comodidades, alimento, fiesta y a su vez hacerles partícipes del gobierno mismo, entregándoles el poder a mitad de la celebración para que los negros tengan oportunidad de retribuir la hospitalidad brindada en un ambiente de confraternidad y regocijo” Naranjo M, (2002), (Expediente Técnico Declaratoria como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado a San Pedro y San Pablo o la fiesta de los blancos y los negros). A pesar que ha existido un proceso de repetición más que de apropiación y que esta versión tiene una significación religiosa, no cabe duda que la fiesta en su contenido narrativo se esfuerza por representar la convivencia de 2 pueblos diferentes.
Actualidad
Machalilla, es el único puerto donde sus Fiestas Patronales de Pedro y Pablo, son declaradas Patrimonio Inmaterial de Estado Ecuatoriano y son precisamente los moradores de esta tierra los que impulsaron este proyecto ante las entidades encargadas del tema Cultura y la Consultoría realizada solo para esta jurisdicción.
Las fiestas patronales de San Pedro y San Pablo, declaradas patrimonio inmaterial del Ecuador, son parte de la identidad Manabita donde cada año miles de fieles participan con devoción de los actos que se realizan en varios cantones de la provincia. Se realizó la procesión de los santos en el mar con la participación de cientos de personas que a bordo de las 13 embarcaciones pesqueras y pequeñas lanchas manifiestan su fe.
El gabinete de los Gobiernos de Blancos y Negros acude con sus banderas y bandas de pueblo hasta la iglesia de la parroquia, donde retiran a los Santos. Ya en altamar las embarcaciones se dirigen hasta el Islote Sucre, donde el sacerdote oficia la misa. Posteriormente, se realiza el paseo marítimo, la música de las bandas de pueblo se confunden con el sonido del mar, mientras que el jurado calificador observa con atención cada uno de los barcos pesqueros, para poder designar al mejor engalanado.
Referencias
Ayón Villafuerte, L., Pibaque Pionce, M., & Barcia Pincay, D. (2020). Las raíces de los pescadores en la fiesta religiosa de San Pedro y San Pablo. http://portal.amelica.org/ameli/jatsRepo/215/215974012/
Cevallos Arteaga, S (2012). La fiesta de San Pedro y San Pablo como eje de desarrollo turístico de la parroquia Machalilla del cantón Puerto López. http://repositorio.sangregorio.edu.ec/handle/123456789/1072